Hoy ha venido mi suegra a comer y la cosa ya empezó mal pues al intentar darle un beso, me aparto la cara y me pinche la nariz con un alfiler que tenia en el moño izquierdo, grité, coño con el moño y me estampó la maceta que traía con higos chumbos ya maduros que me llenó la cara de espinas.
Me gritó, en mi presencia no se dicen palabrotas...
Me encerré en el cuarto de baño y tome unas pinzas de depilar para quitarme todas esas espinas y al rato tenia la cara como si tuviera sarampión, me asuste tanto que me quería ir al hospital, la cara me ardía seguramente por que era alérgico a los cactus, pero al verme mi suegra no dejó de reírse diciéndome que parecía el sapo pintado de la selva de tócate las bolas del río te orinotodo del orinoco. Me quite la zapatilla solo para que comprobara con su cara el numero que calzaba, pero de un guantazo me hizo dar más vuelta que mi mujer por el bingo el día que me quita la paga...
Me metí en la cocina a hacer la comida por que mi mujer es menos apañada que un elefante haciendo ganchillo y ella se encalomó detrás mía observando todos mis movimientos, nooo, al arroz con leche no se le echa pimientaaaa, entonces empecé a pensar el por que los niños nunca se comían el arroz con leche, para disimular, le dije que el arroz no iba a ser con leche si no con pollo...¿y donde está el pollo?...pero suegra, tu no me dices siempre que parezco un pollo pelao...si angelito pero de ti no me como yo ni los andares...
Se acerca a ni y me quita el gorro y el delantal que me compré con la imagen de Carlos Arguiñano y me echa de la cocina, yo no me fui, me quedé detrás de ella y cada vez que iba a hacer algo yo le gritaba, noooo, tuve que callarme al ver como cogía la maza de amasar y la blandía sobre mi cabeza.
Echo de menos cuando ella no viene porque sin esos momentos la vida no tendría emociones...
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