Humor correcto


Hace unos días le preguntaban en una entrevista a un humorista, guionista y presentador de televisión, si el humor en España había cambiado mucho en los últimos diez años, a lo que respondió: "Ahora hay que pensárselo dos veces antes de bromear con según qué". Los que nos dedicamos al humor hemos observado cómo en los últimos años la sociedad ha dejado de consentir, al menos públicamente, que se bromee sobre ciertos colectivos o algunos temas que antes sí eran objeto de burla y que ahora se han transformado en material sensible.  

La pregunta que debemos plantearnos es si esto supone un síntoma de progreso colectivo o si, por el contrario, se trata de una coacción a la libertad de expresión. Humor se puede hacer sobre cualquier tema; otra cosa es que ese humor divierta a todos. Hay personas a las que les parecerá de mal gusto e inapropiado hacer un chiste o un sketch en torno a un colectivo determinado, y sin embargo a otros les parecerá una muestra de libertad y de tolerancia. Personalmente creo que la tolerancia tiene mucho que ver en todo esto.

Vamos con las brujas

 


Sara, una bruja de 130 años de edad, va al dentista para que le revise los cuatro dientes que le quedan.
Doctor, dígame la verdad -le pregunta la bruja- ¿Voy a perder mi única muela?
A ver... no exagere, Sara -dice el especialista- yo se la daré en una bolsita. Si no la guarda bien, será un problema suyo.
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Sofía entra a La Casa del Terror de un parque de atracciones.
En un momento, la niña entra a un salón oscuro, en el que de un ataúd sale un hombre disfrazado de vampiro y pregunta:
¿Te doy miedo?
Sofía lo mira y le responde:
No, gracias, ya tengo mucho.
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Dos gusanos conversan animadamente hasta que uno de ellos se despide:
¿Dónde vas?
Voy a dar una vuelta a la manzana.