El célebre violinista polaco Juan Petnicoft, de paseo por la selva de África, se pierde.
De pronto, ¡ve un león! El violinista recuerda el dicho: “La música calma a las fieras”.
Desenfunda su violín y desgrana una bellísima melodía.
Comienzan a acercarse otros leones. Lentamente, se han acercado docenas de leones.
Se ha formado una verdadera platea de leones sentados alrededor del violinista.
¡Dios mío, jamás pensé que este violín iba a salvarme la vida!
En ese momento, un león enorme aparece de entre los arbustos.
De un empujón, aparta a los leones que estaban sentados, se arroja violentamente
sobre el violinista y se lo come.
Uno de los leones, todavía conmovido, comenta:
¡Mierda! ¡Ya sabía yo que el sordo nos iba a arruinar el concierto!
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Caperucita Roja va por el bosque y aparece el lobo.
Caperucita, te voy a dar un beso donde nadie te lo ha dado antes.
Uy, tendrá que ser en la cestita...
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