Chistes de cazadores...


Se encuentran dos amigos y uno le dice al otro ¿qué tal tu viaje por África y el safari de gorilas?.
Bien, bien, muy bien
Anda cuéntame detalles.
Bueno pues en primer lugar debes pertrecharte: comprar un rifle muy potente y de alta precisión, contratar los porteadores y naturalmente hacerte con un buen perro gorilero.
Cuando llegas al cazadero tu te subes a un árbol, los porteadores mueven los árboles donde están los gorilas; cuando cae, el perro gorilero se lanza ferozmente a por él y le muerde los cataplines. El gorila se retuerce de dolor, momento que aprovechan los porteadores para echarle una red y ..., ya está cazado.
El amigo, que sigue el relato, le pregunta: Y entonces... ¿para qué quieres el rifle potente y de alta precisión?
Bueno es que a veces los porteadores se equivocan y mueven tu árbol, te caes, y no tienes más remedio que matar al perro.
---
Una pareja de amigos cazadores se encuentra en el bosque dispuesta a practicar su deporte favorito cuando, de repente, uno de ellos cae desplomado al suelo, con los ojos en blanco y al parecer sin respiración. El otro cazador desenfunda rápidamente el teléfono móvil y llama a los servicios de emergencia:
Oiga, mi amigo ha muerto, mi amigo ha muerto, ¿qué puedo hacer?-pregunta desesperado.
La telefonista, con voz calmada, le responde:
Tranquilícese. Yo estoy aquí para ayudarle. Y lo primero que debe hacer es asegurarse que su amigo esté realmente muerto.
Se hace un silencio en la línea y, al cabo de un rato, se escucha un tiro. El cazador vuelve a ponerse al teléfono:
-Bueno, eso ya está resuelto. ¿Y ahora qué?
---
Al recorrer el país entero durante un viaje de cacería, un hombre bien vestido de Estocolmo apunta y le dispara a un pato que va volando, pero el ave cae dentro del corral de un granjero, quien la reclama como suya.
No es suyo el pato, es mío, insiste el cazador.
Como ninguno de los dos cede, el granjero sugiere resolver las cosas a la antigua usanza: 
Con una patada pueblerina.
¿Una qué?, dice el cazador.
Yo le pateo tan fuerte como pueda en la entrepierna, le dice el granjero y luego usted hace lo mismo conmigo. El que grite menos tiene derecho a quedarse con el ave.
El hombre de Estocolmo acepta. El granjero toma vuelo y suelta un golpe demoledor en las partes blandas del hombre, quien aúlla de dolor y cae al suelo. 
Bien, ahora es mi turno.
Olvídelo - dice el granjero -. Se puede usted quedar con el pato

No hay comentarios: