No te toques la pilila
que te vas a quedar cieguito,
así me decía un día
el cura de mi pueblito.
Para nada hacia caso,
me gustaba este asunto
que cuando lo tocaba
dejaba de estar difunto.
Crecía y me empujaba
el dedito hacia arriba
y yo seguía tocando...
¿llegara hasta la barriga?...
La abuela que me sorprende
en una grande faena...
pero niño con ese pito
se van a asustar las nenas.
Ahora a los cien años
lo miro y me causa risa
¿donde esta ese monumento
que volvía loquita a Luisa?...
Ángel Reyes Burgos
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