en la época que los moros conquistaron Andalucía
que había un don Juan muy campechano
que enamoraba a todas las moras que se proponía.
Estando al acecho en el barrio Santa Cruz
vio a una hermosa mora que con velo se cubría
la siguió un buen trecho hasta el mismo parque
y suspirando le decía que por sus ojos se moría.
La morita cansada le dijo, por favor caballero
no soy lo que usted piensa ni a usted le gustaría
saber de mi cuerpo los intimo secretos
que solo a mi loco amante le produce fantasía.
Quiero conocer tus secretos morita del alma
que en tus ojos veo que eres todo amor
déjame acariciarte en ese chopo del parque
tus pechos, tu vientre y tu intima flor.
Usted lo ha querido gentil sevillano
mas no quiero escándalo cuando llegue a tocar
ese mástil inmenso que tengo en mis piernas
tan ancho y tan largo como Gibraltar.
Ángel Reyes Burgos
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