Hace un tiempo en este lugar
cuando los monjes sembraban los higos
se oyó la voz del sereno gritar
Manuela quiero joder contigo.
Golpe a golpe y sexo a sexo
la Manuela de mi copla
me dejaba siempre a medias
y sin las mieles en mi boca.
Cuando el jilguero se puso a cantar
y mi ardiente sexo no vomitaba
quise quedarme dormido
y olvidarme de mi amada.
El dolor en los cataplines
no me dejaba dormir
y tuve que tocarme solo
para sentirme feliz.
Y golpe a golpe sube y baja
la mano por mi bandera
que aunque no tenga su trapo
me ruge como una fiera...
Ángel Reyes Burgos
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