No la quiero tanto, humor

Una vez escuché la definición de amor. Es cuando te importa tanto una persona, que serías capaz de sacrificarte por ella, sin importarte las consecuencias.´´

Y aquí estoy yo.
Viendo como un autobús está a punto de arroyar a mi mujer. A lo mejor es por que el subconsciente es capaz de procesar datos a la velocidad de la luz, o simplemente me entran dudas, pero antes de cometer alguna estupidez, me pregunto si la persona que está en el paso de cebra a punto de ser aplastada por una enorme rueda, merece el mayor de los sacrificios. Mi vida.

El autocar avanza inexorablemente hacia ella, lo sé. Por que estoy viendo como el chofer intenta sin remedio detenerlo. Va demasiado rápido y su cara ya ha perdido cualquier rastro de sangre, convirtiéndola en un lienzo en blanco. 

¿Cómo es posible que me entren dudas? Si yo la quiero. 
¿Cómo puede ser, si siempre me he creído una persona noble? De esas, que se han llenado la boca diciendo ¡ojalá me hubiera pasado a mí! 

Sin embargo, ahora me tiemblan las piernas al pensar que o es ella o yo. ¿Qué coño hago?

Quizás sea el instinto de supervivencia, o que se yo, el hecho es que mi cabeza sólo busca excusas y pretextos para no hacerlo.
Por un lado tengo el tema del piso, si mi mujer fallece, tengo la hipoteca pagada, por otro lado, seguro que la compañía de transporte metropolitano me da una suculenta indemnización con tal de paliar el fuerte agravio que me han producido y, así un sin fin de pensamientos que me atornillan los pies a la acera. Si hasta me acuerdo de las discusiones triviales en las que yo tengo razón. 

Justo cuando me siento el hombre más mezquino y ruin que hay en la faz de la tierra, un grito me trae de nuevo a la horripilante escena.

¡Estás ciego o qué!- es mi mujer chillándole al chofer.- ¡Serás gilipollas!
¿lo has visto?- me pregunta.- ¡Eh! ¿¡Estás ahí!? Vamos que tenemos prisa.-
Sujeto con renovadas fuerzas las bolsas de la compra y me alejo de la escena agradecido por no tener que hacer ningún tipo de sacrificio humano. Mientras avanzo por el paso de peatones me fijo en la cara del chofer. Suspiramos los dos a la vez. Cuando llego a la otra acera me doy cuenta de una cosa.

No quiero tanto a mi mujer.

Fuente pulsando aquí.