Humor catalán, por el que dirán...


Un catalán se encuentra con un amigo: 
Pero tío, ¿dónde está tu anillo de matrimonio? 
Es que esta semana lo lleva mi esposa. 

¿Sabéis por que un catalán nunca compra un frigorífico? 
Porque no puede estar seguro de si la luz se apaga al cerrar la puerta. 

Están en la Moncloa José Mª Aznar y Jordi Pujol hablando. 
De pronto Josemari se da cuenta de que Jordi se ha tirado un pedo y le dice: 
¿Don Jordi se ha tirado usted un pedo? 
A lo que Jordi responde: 
No, se me habrá caído, eh, porque yo tirar no tiro nada. 

¿Que hace un catalán si se encuentra una tirita? 
Se hace un corte para aprovecharla.

¿Que diferencia hay entre un vasco, que con la edad se queda calvo, y un catalán que le sucede lo mismo? 
Que el vasco se compra una txapela (boina) y el catalán vende el peine

Un catalán hablando a su hijo: 
Este reloj perteneció a mi tatarabuelo. De mi tatarabuelo pasó a mi bisabuelo, de mi bisabuelo a mi abuelo, de mi abuelo a mi padre, de mi padre a mí, y ahora quiero que pase a ti. Te lo vendo.   

Chistes machistas...



¿Cómo es que sales con Juana, con lo fea que es?

Es que tiene algo distinto que no había notado en ninguna mujer.
¿Y que es?
Que quiere salir conmigo.



Un matrimonio va al médico y tras examinar a la mujer, 
el médico le dice al marido:
La verdad es que no me gusta el aspecto de su esposa.
Ni a mi, pero su padre es rico.


Una mujer le dice a su marido:
¡Cariño! ¡Mi madre se va a tirar por la ventana!
¡Corre, toma las llaves y aparta el coche!



Pobre hombre, jajajaja


Un pobre hombre estaba acostado en su cama, 
con una enfermedad terminal, 
le quedaban pocas horas de vida. 

De repente huele el aroma de los tamales recién hechos, fresquitos. 
Para él no había nada mejor en el mundo que los tamales de su mujer Chepa. 

Haciendo un esfuerzo sobrehumano, baja las escaleras y, 
dirigiéndose al comedor, empieza a percibir el vapor que lleva el aroma a masa de maíz, carne de cerdo y pollo que desde la cocina emanaba.

Llega hasta la mesa de madera donde se encontraban extendidos los suculentos tamales y toma uno viendo que sus esfuerzos habían valido la pena, sería como su último deseo, cuando repentinamente... zuácate... siente un fuerte golpe de cucharón en la cabeza que merma sus
facultades y casi lo hace caer presa de la debilidad en sus piernas.

Tratando de no desplomarse al suelo hace un giro por voltear la vista, 
alcanza a ver a su mujer con un cucharón de hierro en la mano, diciéndole:
Ni se te ocurra, carajo ....! son pal velorio...!