Venganza femenina...


El marido, en su lecho de muerte, 
llama a su mujer. 
Con voz ronca y ya débil, le dice:
Muy bien, llegó mi hora, 
pero antes quiero hacerte una confesión.

No, no, tranquilo, 
tú no debes hacer ningún esfuerzo.
Pero, mujer, es preciso 
insiste el marido 
Es preciso morir en paz. 

Te quiero confesar algo.
Está bien, está bien. ¡Habla!
He tenido relaciones con tu hermana, 
tu mamá y tu mejor amiga.
Lo sé, lo sé ¡Por eso te envenené!

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